Nunca me lo habría imaginado. Vinçon (www.vincon.com), una de mis tiendas favoritas por el ingenio de sus diseños ha llenado sus escaparates con jamones ibéricos. Me refiero a su concurrido local en el Paseo de Gracia en Barcelona, por supuesto. Los he visto colgados y he entrado a averiguar el precio. “Son 18,25 euros la pieza”, me ha contestado una cajera. ¿En serio? “Y 24,30 euros con la caja completa”, ha apostillado contundente.
¡Jamones ibéricos de rebajas y yo sin saberlo¡
Están tan bien imitados que al primer golpe de vista y con la clientela arremolinada no había sido capaz de darme cuenta. En realidad se trata de simples flotadores diseñados por el arquitecto Juli Capella (www.capellaweb.com), profesional de gran talento.
Tras el primer impacto me han asediado las preguntas. Sobre todo tras leer las frases impresas en el collarín de las piezas y en el decálogo que las acompaña destinado a persuadir a compradores indecisos. Estos son sus argumentos:
"El jamón de la crisis” “Jamón de plástico ibérico, plegable, duradero, decorativo, ligero. (5V)
Para no hundirse y salir a flote.
Auténtico jamón de plástico made in China. Calidad máxima gourmet. Criado en una dehesa en plena crisis del 2008. Inflado con aire puro y serrano siguiendo un exigente proceso artesanal. Plástico PVC extremadamente duro.
SIN grasa, SIN sal, SIN conservantes,... ¡SIN JAMÓN¡
¡Cuélguelo en el balcón y presuma con los vecinos¡
Ideal para que los niños aprendan a nadar, Reposacabezas para siestas en el campo o la playa
Duradero, plegable y fácil de transportar ¡Póngalo en el jamonero que no pensaba utilizar¡
Cosecha 2008, a la venta en 2011, sin fecha de caducidad.
En 2007 el arquitecto Juli Capella diseñó este jamón para sus clientes. Como la crisis va para largo, Vinçon ha querido producir este tradicional producto para todo el mundo”
Y como detalle final, un “Código de Guarras” orlando la etiqueta
¿Divertido no? Lástima que Vinçon haya cometido un error de concepto. Justo enfrente de los jamones ibéricos ha colocado en otro escaparate una fotografía alegórica de un cerdo blanco, de raza “large white”. Una estampa inadecuada en este caso.
Lo que no tengo claro es si se trata de un golpe de imaginación genial o de una broma cruel al hilo de la crisis. El símbolo máximo de la gastronomía española convertido en un juguete. En la negación de la comida. ¿Se nos derrumba un icono rebajado de precio y de categoría?
“No seas retorcido”, me he contestado yo a mí mismo. “Es tan solo un testimonio del sentido del humor que tanta falta nos hace”.
“Sí, pero no andamos lejos. Estas navidades me vendían paletas de ibérico a 60 euros la pieza”, he vuelto a replicarme insatisfecho.
Para ahogar mis dudas me he comido un bocadillo de jamón que me ha sabido a gloria. Grasilla entreverada, pan crujiente,...